martes, febrero 12, 2008

 

Wells, trame la máquina de tiempo

Siempre me sentí diferente. Sabía que algo no era normal, que algo no encajaba. No me sentía especial, ya que mi única habilidad es imitar al “sordo” González (eso si, me sale idéntico), simplemente era diferente. La semana pasada desvelé el misterio, no pertenezco a este siglo. En estos tiempos de revolución científica no logro encajar, no puedo. Odio la tecnología y la misma me odia. No la entiendo, me supera en intelecto. Soy totalmente incapaz de amoldarme a estos tiempos.

El mes pasado cuando quedé a cargo de mi hogar fue que descubrí esta verdad. No pude usar el horno; el primer día estuve más de media hora mirando inerte las perillitas tratando de comprender como funciona dicho electrodoméstico, tarea en la que fracasé y tuve que subsistir 8 días a base de sándwiches de jamón y queso, y galletitas Lulú.

Tampoco pude hacer funcionar el lavarropas, por lo que tuve que lavar la ropa a mano. También tengo secarropa, pero no hubo caso, tuve que colgar la ropa en el fondo con palillos como si fuera un cavernícola, un primate o un nigeriano.

Lo único que más o menos pude manejar fue el DVD. El procedimiento es fácil, llamo a mi hermano (que para vergüenza mía es menor que yo) y si no ponía la película le metía una patada en la tráquea.

Lo que sí aprendí a utilizar con docilidad (después de 4 años) fue el equipo de audio, pero gracias a la ley de (Eddie) Murphy, ni bien aprendí a usarlo, se rompió.
El hecho más claro de mi ineptitud con la tecnología es este blog. Elegí el modelo más simple, no hay una sola imagen, aprendí a crear links a los 3 meses y estuve más de un año para aprender a colgar fotos (gracias a interminables sesiones de MSN con la gran blogger Ine, de Inez y Vale) Pero tuvo sus frutos, colgué 2 fotos mías para mostrar lo hermoso que soy y con la esperanza de ligar minas. (Y si no les parezco lindo miren la foto en la que estoy con un bebe, miren lo tierno y sensible que soy)

Pero volviendo a mi problema, encontré la solución.
Hace unos días rapté al físico Stephen Hawking, lo encerré en el sótano, le saqué la silla de ruedas y lo dejé ahí tirado, y hasta que no me fabrique una máquina del tiempo con los materiales disponibles (un libro de Carl Sagan, una bicicleta rodado 28, el monitor de una computadora Ace Aspire, un termómetro rectal y 200 gramos de mortadela) no pienso devolverle la silla de ruedas con monitor (¿Sabían que Stephen es adicto a la pornografía? Anduve espiando su monitor y tiene cositas interesantes)

¿Tanto pido? Es una simple máquina del tiempo, ¿Qué tanto le puede llevar? Sólo quiero volver a mi hogar, adonde pertenezco, a la Alta Edad Media (aunque preferiría el siglo XVI así formo parte de la colonización de América).

Dale, Stephen, metele a la maquinita esa o no comés por décimo día seguido.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?