El prepucio de Gorzy

En estos días me fui de campamento a Piriápolis (de ahí mi prolongada ausencia en el mundo blogger) y como posiblemente Piriápolis sea el lugar mas aburrido del mundo dedicaba mucho tiempo a hacer boludeces que contrarresten la monotonía que produce ese lugar. Una de esas boludeces era cavar en la playa, cavaba y cavaba hasta que inesperadamente me encontré con unos pergaminos que con el tiempo me di cuenta que era un evangelio apócrifo. La iglesia al enterarse me ha amenazado, quieren mantener el segundo secreto más celosamente guardado por la iglesia (el primero es la marca de pañales que usaba el hijo de Jesús, muchos dicen que eran Huggies pero no se sabe) que es que pasó realmente en la Última Cena.
El evangelio según San Juan dice: “…luego Jesús echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura”

Pero el evangelio apócrifo, ocultado por el Vaticano hasta el día de hoy, continúa así:

Pedro: ¿Qué pasó Jesús? ¿No ibas a lavarnos los pies?
Jesús: No es una muy buena idea, prefiero no hacerlo.
Juan: ¿Se puede saber por qué?
Jesús: ¿Alguna vez se vieron las patas? Parecen garras de águila, tienen las uñas negras y para adentro, es un asco. Además hay una especie de hongos que crecen solo entre esos dedos, podrían ser un poquito más higiénicos.
Pedro: No es culpa nuestra que falten 20 siglos para que aparezca Nike y el talco para las pezuñas. Somos pescadores, y estas sandalias es lo único que podemos usar.
Jesús: Pero igual podrían ser más limpios. Entre los dedos de Tomás hay una plantación de lechuga, y a Santiago le está creciendo un limonero entre el dedo gordo y el índice.
Otra cosa, yo puedo hacer milagros, resucitar muertos y esas cosas, pero ni Dios puede hacer que esas pezuñas huelan bien…
Juan: Mejor pasemos a la cena maestro, olvidemos este asunto.
Jesús: Bueno, vayan yendo a la mesa, yo voy a tomar un poquito de aire para que se me pasen las náuseas.
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Pedro: Juan, ¿Qué te parece que vayamos a comer hoy?
Juan: No se, pero me imagino que como es la última cena el jefe habrá preparado algo especial, esto de que Jesús viva multiplicando panes y peces me tiene de lo más aburrido. A lo mejor hoy preparó langostita, caviar, capaz que hizo un asadito de tira o tiró algunos chorizitos en la parrilla.
Jesús: “Tomad y comed de este pan, que es mi cuerpo..."
Pedro: ¿Pan? Este tipo acaba de inventar la cristiandad pero sigue siendo el mismo judío de siempre. Sos el Mesías Jota, te la pudiste haber jugado con unos ravioles con tuco.
Jesús: Bueno hermanos, en la humildad reside la grandeza, hay que ser humildes como el programa de Gorzy del verano.
Juan: Ahora resulta que el tipo que dice ser el salvador, el camino de la verdad y la vida es humilde…
Pedro: Che Jesús y si este pan es tu cuerpo le debes estar dando duro al gimnasio y a los esteroides, esto está durazo.
Juan: No te preocupes Pedro, lo más seguro que haya gastado los pesos en la bebida, vas a ver como ahora saca un Vodka o un Juancito caminador.
Jesús: “Tomad y bebed de este vino, que es mi sangre…”
Tomás: Ah bueno, me pasó el agua…Yo no esperaba un Champagne ni nada de eso pero, ¿Un vino?
Jesús: Bueno pero coman y tomen rápido que después vamos a salir.
Juan: Yo sabía que no nos ibas a fallar. ¿Adonde vamos a ir? ¿Sale Ciudad Vieja hoy? ¿Metemos quilombo hoy? ¿Vamos a Coyote?
Jesús: Vamos al Monte de los Olivos a rezar un rato.
Pedro: Vos si que sabés darle un broche de oro a la cosa…
Jesús: Bueno hermanos, levantémonos y marchémonos, ahora voy a llamar al mozo y nos vamos.
Judas: No Jesús, dejame la cuenta a mí, ¡hoy cobré!