El prepucio de Gorzy

Si bien este blog se ha embanderado con más de una causa noble y justa como por ejemplo “compremos un cuello para Nelson Olveira” o la clásica “lapidemos a Gorzy”, voy a añadirme a otra cruzada en pos de la libertad y el bienestar uruguayo que es, como bien dice el título, un país con menos viejos…
Ya de por sí el viejo es un ser ladino y mezquino, que al verse en presencia de la parca irremediablemente comienza a experimentar una conducta digna de un niño de 3 años, o sea mearse encima, entorpecerse, ser totalmente dependiente de los seres que lo rodean, en fin, es una molestia, un estorbo…
Además es resentido, siempre tratando de frenar la iniciativa de la juventud, por el solo hecho de que son jóvenes (¿Envidia? Por supuesto)
No es que los tiempos cambian, las personas cambian, sobretodo los viejos.
Para aquellos que entienden matemáticas, el comportamiento del ser humano se podría graficar como una parábola de concavidad negativa, siendo una variable la edad y la otra el nivel de productividad de la persona, siendo el punto máximo de la parábola aquel momento en que una persona se da cuenta que es viejo, luego comienza el descenso de su importancia en la sociedad hasta que se transforma en una carga (pavada de estudio sociológico me mandé)
Este punto es fundamental. Cuando alguien llega al mismo, comienza con una decadencia no solo en su persona sino también en los que los rodean…
Un punto de auto exterminación se lo podría llamar.

Deben estar pensado “a este tipo un veterano forrado en guita le sopló a la novia y ahora se está vengando de los viejos en general”…Lo cierto es que sí, esto es una venganza, pero por otro hecho todavía mas catastrófico. Paso a relatar.

Luego de una muy divertida clase de “organización y métodos administrativos” acompañé a una amiga a una panadería localizada a dos cuadras de la facultad para comprar su almuerzo (yo no salgo de las hamburguesas de carrito). Mientras ella pagaba, yo salí a la calle donde hay un par de mesas y sillas, ya que la panadería también hace las veces de “restaurante” (iba a nombrar a la panadería pero al final no tranzamos con el dinero de la publicidad).
Estando en ese lugar, veo acercarse sigilosamente a un viejo, dirigiéndose a la panadería.
“Se habrá confundido, en este lugar no venden pañales geriátricos” pensé, pero me equivoqué. El vejete se plantó entre las dos mesas (que estaban ocupadas por estudiantes de la facultad) y se puso a cantar…cantar en voz alta.
Estuvo unos 10 minutos cantando canciones en italiano, con una voz que se escuchaba a una manzana a la redonda, y no solo eso, si no que además ponía caras de compenetración y hacía gestos con las manos como si estuviera interpretando una obra teatral de Shakespeare. Tratando de no cagarme mucho de la risa, miré a los compañeros de estudio…uno miraba al piso sintiendo vergüenza ajena, otro miraba al viejo con cara de anonadado, una no podía tragar la comida de la risa, etc…
Después de ese repertorio, el adefesio ese se pone a hablar e interactuar con los demás, lo cual fue muy vergonzoso, no solo porque decía cualquier chotada, si no que además eran palabras dignas de Mussollini…hasta llegó a decir que con los milicos se vivía mejor (ahí tienen el grado de demencia del susodicho).
Claramente éste es un ejemplo de que la sabiduría no llega con la edad.
Para rematarla, se puso a contar chistes…chistes de viejo obviamente. Chistes de viejo son aquellos que por definición no te hacen ni la menor gracia, pero hay que sonreír para dejar contento al que te lo cuenta.
En este momento fue que me retiré, para no dañar todavía mas mi estado mental (bastante deteriorado de por cierto).
Ahora, yo pienso (ergo sum) ¿Qué necesidad tenía ese viejo de hacer ese papelón? ¿Eh? Es muy simple, arruinarle la vida a esos jóvenes indefensos ante tanta maldad y crueldad. Yo sé que muchos de esos estudiantes están ahora en terapia y fumando pasta base para superar este trauma (me incluyo).
El viejo este, como buen viejo que es, trató de frenar el progreso de la sociedad en su conjunto atacando su lado más vulnerable, los universitarios. Más de 10 estudiantes de economía (seguramente brillantes) han tenido que abandonar la carrera para recuperarse de este golpe psicológico.
¿Cuántos más mártires víctimas de la malicia perpetuada por los viejos tienen que haber para que nos demos cuenta?
¿Cuántos jóvenes más tienen que caer derrotados para que nos unamos todos bajo una misma bandera?

Por una sociedad sin viejos, únanse bajo mi estandarte…
Para asegurar el éxito de esta campaña anti-ancianidad, ya tengo un plan a mediano plazo para llegar a ser presidente de Uruguay en menos de 10 años. En el próximo post voy a detallarles este plan, que es perfecto, no tiene ni una sola falla. Éxito asegurado, en 10 años voy a ser el dictad…digooooo el presidente de este paisito.
Síganme, que no los voy a defraudar.